El Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales
(Cavas) ha advertido de que en los últimos años se ha producido un
incremento de hasta un cinco por ciento en los casos de mujeres que son
violadas con el método conocido como sumisión química. Así lo aseguró
ayer Beatriz de Mergelina Alonso, presidenta de la Asociación Cavas en
la Comunitat Valenciana.
Esta asociación, creada en 1994 a raíz del asesinato de las
niñas de Alcàsser, ha atendido desde entonces a cerca de 1.700 personas
entre menores y adultos, entre ellos algunos hombres que, aunque
denuncian menos, también son víctimas de agresiones sexuales. A esta
entidad llegan una media de 100 casos anuales, de los que un 60 por
ciento son menores. La presidenta de Cavas en la Comunitat destacó que
en los últimos años se ha producido un «incremento importante» de
agresiones sexuales entre adolescentes y preadolescentes, a pesar de ser
colectivos que reciben mucha información, tanto a través de internet y
las redes sociales como en los propios institutos, donde se organizan
charlas.
Además, Beatriz de Mergelina mostró su preocupación por el
aumento de entre un 3 y un 5 por ciento -en los dos últimos años- de las
violaciones por sumisión química, aquellas en la que por medio de
sustancias químicas, generalmente introducidas en una bebida, se busca
anular la voluntad de la víctima sedándola. «Es uno de los temas que nos
alarman, porque no estamos hablando de la periferia de Valencia, sino
que estas cosas están ocurriendo en el mismo centro de la ciudad»,
aseveró la presidenta de Cavas.
Fuentes policiales se quejaron ayer de que no existe ningún
protocolo específico para actuar en las investigaciones de estas
agresiones sexuales, donde la rapidez es primordial para probar si las
víctimas fueron drogadas. «Las denuncias crecen y es muy difícil
resolver estos casos si no derivamos a las víctimas a los hospitales con
rapidez para que les hagan las pruebas exactas», afirmó un policía
experto en delitos sexuales. «Deberíamos de controlar más la venta de
escapolamina en internet -sustancia conocida como burundanga en
Sudamérica-, para prevenir este tipo de violaciones», añade el mismo
agente.
Los restos de esta droga desaparecen muy rápido de la
sangre, por lo que su uso es muy complicado de demostrar en un juicio.
Además, muchas víctimas no presentan denuncia para evitar lo que se
denomina la segunda victimización, la angustiosa situación que supone
revivir la agresión o los abusos sexuales durante el protocolo de
actuación para investigar el delito ante policías, forenses, abogados,
fiscales y jueces. En el Instituto Nacional de Toxicología, dependiente
del Ministerio de Justicia, analizan más de un centenar de muestras al
año con escasos resultados positivos.
Los efectos de la burundanga son mareo, sensación de
ebriedad, anulación de la voluntad durante una o dos horas -depende de
la cantidad ingerida- y amnesia temporal, según informaron fuentes
médicas. La víctima no suele oponerse a lo que le piden y cuando
despierta no recuerda lo ocurrido.
JAVIER MARTÍNEZ/EFE jmartinez@lasprovincias.es | VALENCIA
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